DIABLOS AZULES - JAM SESSION Nº 17
29 de marzo de 2011
POETO INVITADO
Julio Reija
POETAS PARTICIPANTES POR ORDEN DE APARICIÓN: 1. Marcus Versus 2. El Cable Azul 3. Agnes Llollbet 4. Malicia Cool 5. Bacovicius 6. Susana Corullón 7. Pablo Ponce 8. Bill Gorton, taxidermista 9. D’ffiomme 10. Batania 11. Máximo 12. Antonio Alfeca 13. Aurora Blanco 14. Luisa 15. Leire Olmeda 16. Álvaro Guijarro 17. Juan Pinilla 18. José Tomás 19. Leo Zelada 20. Giovanni Collazos 21. Luis Ricardo Suárez 22. Montoya 23. Sagrario del Peral 24. Sergio 25. Alberto María Román 26. Rafael 27. Delia Aguiar 28. Arancha 29. Toño Benavides 30. Willy Uribe 31. Ana Escalera 32. Pablo Cortina 33. Santiago Tena 34. Luis Oroz 35. Francisco J. Sevilla 36. Ángela de Luis 37. Francisco J. Najarro 38. José Antonio Pamies 39. Sara 40. Lidia Fernández 41. Juan Carlos Pérez Medina 42. Miguel Casasola 43. Pilar Martínez 44. Macario 45. Silvia Nieva 46. Ramiro Tapiz 47. Nares Montero 48. Ainhoa 49. Olaia Pazos 50. Carlos Salem
DURACIÓN: Cuatro horas y catorce minutos (desde las 21:51 a las 2:05).
INCIDENCIAS: Marcus Versus, Malicia Cool, D’ffiomme, Luis Oroz, Francisco J. Najarro y Ramiro Tapiz recitaron de memoria.
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lamparones Raspa de pescadillaenroscada, mordiéndose la cola,hecha un ocho, un hachazoen la taberna, lamparones de grasaen los manteles, zurcidos calcetinesa la luz de las velas. Mantequilla.Pido la paz y sobre todo la palabra. No puedo.NADIE HA INVENTADO LA PALABRA.LAMPARONES ES EL ÚLTIMO POEMA QUE PUBLICÓ EN SU BLOG EL POETA JOSÉ LUIS ZÚÑIGA, A QUIEN VA DEDICADA ESTA CRÓNICA
Cincuenta poetas comparecieron el último martes en Diablos Azules, cincuenta poetas con tres poemas-racimo en la mano y en cada uva un verso, tan juntitos y cincuentados que me entró el miedo de que aparecieran las fuerzas policiales, por esa cosa que tiene la poesía que incita a la acracia y los amores masivos. Carlos Salem, cabeza y brazo ejecutor de todo esto, proclamaba:
–En Madrid hay más poetas que habitantes.
Cincuenta poetas, ya digo. Hemos entrado en la alerta naranja. Se habla ya de salir por la noche con linternas y rottweilers a matar poetas a culatazos, o castigarles leyéndoles a la cara sus propios versos, o aplicarles las medidas antiplaga para liebres y conejos que aplica el gobierno australiano. Salem, sin embargo, en lugar de aprender y decir basta, parecía emocionado y quería más:
–Pilar –preguntaba–, ¿nos atrevemos a organizar una jam de cien poetas?
–Venga.
–Pues ya está. Un día de estos vamos a convocar una jam para cien poetas, cada poeta un poema, a ver si lo conseguimos.
CUATRO HORAS DE SESIÓN
La sesión anaconda prolongó su cola durante cuatro horas y me gustó bastante, aunque mi recuerdo de lo sucedido está trastornado por los nueve tercios de cerveza que hube de beber para soportarla. No es broma y creo que me quedo corto: tres litros de cerveza es lo mínimo que debo beber para superar una procesionaria poética de cuatro horas. Los hay que beben menos pero necesitan más octanaje (de gin-kas para arriba).
Giovanni Collazos recitó un poema del libro Bestimenta, de Óscar Pirot, primer poemario que publica este mexicano en España. El libro está editado por la editorial Papel de Fumar y cuesta tan sólo cinco euros. Malicia Cool molturó su actuación de impacto en inglés y en castellano, con poesía y con música, y luego fue citada en su turno por Antonio Alfeca. Leo Zelada apareció en el bar con respiración de búfalo y me avisó:
–Batania, he traído un poema con el que voy a tirar abajo Diablos Azules.
–¿No irás a insultar otra vez al público?
–No, solo voy a criticarlo. Y también voy a criticarme a mí.
Cuando salió recitó casi a voz en grito un poema en que denunciaba los defectos que en su opinión afligen a la poesía, un poema bastante largo que a los participantes en el chat gustó muy poco. El poema pertenecía a la estirpe metapoemática de denuncia y cultivaba un tono misoneísta y conminatorio ya muy frecuentado, como escrito con dedo de Dios y lanzado desde el Olimpo, pero a mí me gustó mucho por la cantidad de poéticas o actitudes denunciadas (yo mismo me vi acusado/denunciado en algunas) y porque era un poema pensado no sólo hacia afuera sino también hacia dentro. Si se aplicara el poema en su totalidad, el 100% de los poemas publicados actualmente, también los de Leo Zelada, quedarían destruidos o afectados en algunos de sus puntos; el valor de su poema lo mido por su penetración psicológica y por la veracidad que hallé en cada caso denunciado. Zelada es la carne en el vocablo, un poeta todo hígado al que nunca le había escuchado una crítica que tuviera también su parte de autocrítica. Hasta el martes.
JULIO REIJA
La sesión estuvo porticada por Julio Reija, el poeto invitado que mayor y mejor currículo ha presentado hasta ahora, cuya actuación provocó división de opiniones tanto en el bar como en el chat. Los poemas de Reija me parecieron distintos pero no difíciles, arriesgados pero no herméticos, lúdicos pero no enredosos. A mí me interesó mucho, que es distinto que gustar, y la prueba más clara es que a su término compré el libro (siete euros el martes, en la tienda cuesta once). La dificultad que ofrece este doble libro, Despiece peatonal / Respiración continua (Ya lo dijo Casimiro Parker) es que te propone una lectura muy distinta a la habitual. Yo me lo he ido leyendo otra vez mientras lo escuchaba por La hoja en blanco y, además de ganar mucho, me ha permitido darme cuenta con mayor amplitud de lo que ya constaté el martes: Reija es un recitador extraordinario. La lectura en voz alta de este duolibro es dificilísima y hay que tener un instrumento de muchas cuerdas para hacerlo, como es el caso. Lo que ocurre con Reija es que es un deshabituador, un poeta que rompe la lógica versal del poema y te ofrece un nuevo cauce de lectura, te la complica, te invita a otra cosa. El libro crece a la segunda lectura, a la tercera, a la cuarta. Prefiero leerlo en poemas sueltos que todo seguido, porque me agota, pero ya digo que Reija me hace sufrir, pone en cuestión mi forma de leer, que al lado de la que propone se queda lineal y vieja. Reija había dicho:
–Yo de poesía sé muy poco. Yo sé de poemas, que son ocurrencias que surgen en momentos de creatividad y reflexión, y que cobran nueva vida cuando llegan a un lector.
Su actuación duró 35 minutos, quince minutos por encima de lo que han invertido otros poetas, y creo que eso lo perjudicó, porque su poética es incómoda para oídos no habituados. Hay que desacostumbrarse. Tampoco creo que su poética sea única, ojo: en mi sección de poemas raros existe un poeta argentino, Edgardo B. Díaz, con el que al menos guarda parentesco. También Gonzalo Escudero, que cerró su blog, escribía poemas en cierta línea de consanguinidad. En todo caso, estas poéticas están muy alejadas de las poéticas centrales experiencia / diferencia que se venían haciendo en los últimos veinte años en la poesía española, y eso siempre es de agradecer.
TOÑO BENAVIDES
Pablo Cortina, cuyo blog, como el de los demás (los que sé), lo podéis encontrar pinchando sobre su nombre en rojita, recitó un poema sobre Facebook y otro sobre Google. Bill Gorton, taxidermista me gustó con su poema “¿Por qué no soy poeta?”, sobre todo cuando decía No soy poeta, porque soy / el niño y tengo prisa. Aurora Blanco nos explicó lo que significa “maitines”. “Cállese los ojos”, decía un poema de Pablo Ponce, y Álvaro Guijarro asombró con un poema larguísimo de imágenes continuas y atrevidas. Toño Benavides destacó con este poema sin título que copio entero:
Para vosotros el vértigo de autopistas atravesando oscuras habitaciones de hotel entre ciudades y el borde de la tierra.Para vosotros, que lleváis el metal clavado en el pecho, saldado con luces de neón y sangre de mar.Para vosotros la migración de pájaros de cemento a lo largo de cañones de cristal, donde late mil veces el crepúsculo.Para vosotros, con la cabeza hundida en las tripas de la noche y la razón caminando sobre el filo de los cráteres de la luna, todo lo que los poetas no vieron, todo lo que perdieron, porque no se atrevieron a mirar.
Son muchos los que me vienen trasladando lo que les gusta la poesía de Toño Benavides y me han preguntado por su blog, pero no tiene blog, una pena. Por cierto que apunté la semana pasada que habíamos convertido el chat de La hoja en blanco en la tertulia de Maripuri, versión azucareo y elogios desaforados, pero he aquí que a las once de la noche me dice Antonio, el que lleva Diablos Azules junto a Pilar y es uno de los dos responsables de la filmación de la Hoja en blanco:
–El chat está petado. Y les están cayendo unas críticas a los poetas que no veas.
Yo me asusté un poco, pero luego me he tranquilizado, porque Mayte Sánchez Sempere me ha enviado un extracto de noventa minutos y me he divertido mucho leyéndolo: existe cachondeo, alfilerazos, críticas canallas y en ese plan, pero nunca se cae en el agravio personal. Al menos, repito, en la hora y media que me ha mandado Mayte. Si no aguantamos esas críticas que sólo son con la puntita, apaga y vámonos. A mí también me criticaron, ojo, yo tampoco me libré. De hecho, opino ahora que ni Salem ni yo deberíamos leer el chat, como pasó el martes, porque la gente que entra a comentar se comporta con más libertad.
La crítica es difícil porque la crítica duele, y precisamente porque duele sirve: es el dolor el que nos hace replantearnos los poemas, unas veces para reafirmarnos en ellos (las más) y otras veces para cambiarlos (las menos). Lo que ocurre es que hay que andar con cuidado, porque los hay de un susceptible que ni las princesas babilonias. Los biógrafos de Keats sostienen que las críticas de los diarios aceleraron el desarrollo de su tuberculosis; Cernuda se pasó la vida recordando rencoroso las críticas a su primer libro, Perfil del aire; Harry Martinson se clavó unas tijeras en el vientre poco después de recibir el Nobel (acabó muriendo a causa de eso), solo porque su poesía comenzó a ser acusada de “inocua” y “escapista”, y hace poco Ana María Matute ha declarado que el silencio narrativo que le duró veinte años se debió a la ferocidad de las críticas recibidas. Pero es imposible huir de las críticas desde el mismo momento en que entras en un foro, abres un blog o acudes a una jam. El asunto es el siguiente: o nos hacemos críticas de buena fe y a la cara o sucederá lo que a menudo sucede ahora, esto es: que solo existen críticas de mala fe y por la espalda. Opino.
D’ffiomme nos hizo reír con sus coplas políticas y punzantes, como la de “Igualico que en tiempos de don Paquito”. Leire Olmeda concluyó un poema así: “Yo les propongo un trato: se llama democracia”. Marcus Versus, editor de Ya lo dijo Casimiro Parker, recitó en primer lugar haciendo el papel de borracho y me anunció un bombazo editorial para el verano. Marcus también me adelantó que preparan la segunda edición de Alas de amor y prosa, de Escandar Algeet, y me dijo:
–Pon esto en la crónica: tenemos más seguidores en Facebook que número de libros vendidos.
Compareció y recitó Bacovicius. El Cable Azul lució camiseta ajustada y leyó un poema en homenaje a lo que, debido a una crónica mía, ha bautizado “los tres pectorales”: Gaby Maciel, Montoya y él mismo. Por cierto que Gabriel Maciel es el poeto invitado para la semana que viene. Willy Uribe, ganador del Premio Silverio Cañada de Novela Negra y reciente finalista del premio Tusquets de novela, fue aplaudidísimo con su personaje inventado Lukas Wolkof, de quien dijo “lo he inventado yo pero está en vosotros”. Pamies recordó a Miguel Hernández y de Nares Montero capté: “Hago graffitis que dicen: La autoridad no existe”. Fue muy grande lo de Macario, quien se hizo con papel y bolígrafo e improvisó en unos minutos un par de poemas de mérito que fueron muy aplaudidos, tanto que se volvió y exclamó:
–¡Y eso que no soy poeta!
Silvia Nieva volvió a traerme palomitas, la quiero, y anuncia para el martes un poema que tratará de la jam y de las palomitas. A José Tomás le regalé “Tornado”, de Pere Gimferrer, que me parece poesía miraquelinda de altísimo nivel. Cuando hablo de poesía miraquelinda me refiero a un mestizado de glucosa, sentimentalismo y bisutería, a unos usos basados en lo sonoro, lo falso y lo gazmoño, a un tipo de verso que sigue sin pedir perdón y hace que la gente de a pie continúe haciendo la ecuación POESÍA = CURSILADA, pero también existen poetas grandes y actuales en esa línea, como el Gimferrer del citado “Tornado” o de “Amor en vilo”, los dos en Seix Barral. En todo caso, prefiero mil veces el Gimferrer del principio, el de Arde el mar. En fin, ya sé que el problema es mío.
Luis Oroz acudió con un solo folio en el que traía anotados el primer verso de unos cincuenta poemas; a Oroz le bastaba leer ese verso para recitar el poema de memoria, qué crack. La sesión cincuentera la concluyeron Olaia Pazos y Carlos Salem, pero poco antes pudimos asistir a uno de los impactos de la noche: la participación de Pilar Martínez, que se acercó al micrófono con todo el largo de su pelo y recitó Nudo de almas, homenaje a Ángel González. Todavía nos dio tiempo, finalizada la sesión, a disputar la cuarta guerra púnica entre los romanos (catones partidarios de los poetas aburriendo) y los cartagineses (aníbales partidarios de los poetas alegrando), discusión que acabó con resultado dudoso a causa del alcohol.
Eran las tres de la mañana cuando viré hacia mi trabajo, aún con los cincuenta poetas dando gritos y vueltas y hasta patadas en mi cabeza. Dan ganas de callarse ante tanta palabra, dan ganas de acogerse al silencio ante tanto abejeo, justo ahora que se ha ido uno de los pocos poetas buenos, uno de los mejores (Zúñiga), pero al final siempre vuelvo, siempre volvemos porque, como decía el verso que recitó Juan Luis Pérez Montoya, nada merece la pena, salvo contarlo.