domingo, 10 de noviembre de 2024

Jam Session Nº 14


DIABLOS AZULES - JAM SESSION Nº 14
8 de marzo de 2011

POETO INVITADO
Miguel Retana

POETAS PARTICIPANTES POR ORDEN DE APARICIÓN: 1. Leonel Licea • 2. Toño Benavides • 3. Ramón del Pomar • 4. D’Alfiomme • 5. Juan Carlos Pérez Medina • 6. Nina Salinas • 7. El Cable Azul • 8. Malicia Cool • 9. Jorge Muñiz • 10. Guillermo Mor • 11. Paloma Corrales • 12. Leire Olmeda • 13. Luis Ricardo Suárez • 14. Juana Vázquez • 15. Allan Martínez • 16. Batania • 17. Dori Campos • 18. Santiago Tena • 19. Delia • 20. Carlos Salem • 21. Silvia Nieva • 22. Javier Javier • 23. Bill Gorton, taxidermista • 24. Arturo Ramos • 25. José Tomás • 26. Juan Luis Pérez Montoya • 27. Marta Massé • 28. José Antonio Pamies • 29. Gabriel Maciel • 30. Francisco J. Sevilla

DURACIÓN: Dos horas y cuarenta y ocho minutos (desde las 21:53 a las 0:41).

INCIDENCIAS: Malicia Cool, José Tomás y Miguel Retana (algunos poemas) recitaron de memoria. Carlos Salem lo hizo leyendo el Ipad. Los poemas de Leonel Licea, Paloma Corrales y Allan Martínez se recibieron en el correo siqueimporta@gmail.com, y fueron leídos por Carlos Salem, Leire Olmeda y Batania, respectivamente; el de Dori Campos lo traía consigo Santiago Tena, que fue el que lo recitó. Diablos Azules ha incorporado desde la sesión número 7 una pantalla de televisión en la parte de atrás desde la que se puede ver y escuchar al que actúa ante micrófono. Por otra parte, y desde hace dos sesiones, Olaia Pazos ayuda a Carlos Salem en sus tareas de presentación.

CHAT: Comenzó a las 21:52 y concluyó a las 0:44. Participaron 25 personas: CarlosSalem, Enea_Eldalie, Clitemnestra, Egomanias, Charcos, Palomacorrales, MayaEz, Gsus_Bonilla, MayteLimones, Luis, Natalia, Luisa Luna, Andrea, JorgeM, JMG, Carlotti, EvaMonogatari, Lola, MeryCaos, Inesprades, Giovannicollazos, Juan Carlos Pérez Medina, Gestor procesal, Malicia Cool y Leinadzivro

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Martes de Diablos Azules. Jam Session número catorce. Volvió el cronista. Aunque ha dado dieciséis razones diferentes y a cada cual más retorcida para su vuelta a las crónicas, la triste y mostrenca realidad es que su índice de popularidad había descendido dos décimas y no pudo soportarlo. A la sesión acudieron treinta poetas y en lo más alto de la pirámide, con veinte años y a punto de apretar el gatillo, Miguel Retana.

Miguel Retana es ese chico que firma con M. en este blog y deja unos comentarios que asombran por su redacción, cultura y poesía, a tal punto que algunos han descubierto su bitácora, Triscaidecafobia, a raíz de lo sugerente de esos mensajes. El comentario en el blog, que para muchos de nosotros cumple una mera función valorativa, en otros se convierte en un arte, y el cronista siente mucho orgullo por algunos opinadores que han pasado o siguen pasando por aquí, como Roxana Arrazola, Pedro Arguedas, Ernesto Castro, Escandar Algeet, Danilac, Beatriz Calvo o el propio Retana, cuyas opiniones incurren a veces en literatura y alcanzan verdadera calidad de página.

A Retana lo conocí hace tres años y me habló muy mal del Neruda de los Veinte poemas. El martes dijo ante micrófono que Madrid es la única ciudad que conoce y la que menos le gusta. Recitó durante media hora y lo hizo con bastante seguridad, alternando el verso con la prosa poética y la lectura con la recitación memorizada. La retransmisión en directo por La hoja en blanco ha alterado en parte las dedicatorias de los poetas, que ahora apuntan a la gente del otro lado:

–Este poema –dijo Miguel en una ocasión– lo escribí en un momento difícil y se lo dedico a Elena, que sé que me está viendo ahora por Internet.

Su poética me pareció una poética en crisis: crisis del yo, crisis ante la falsa macedonia de la Babilonia actual y crisis y extrañamiento en el trato con el otro. Me sorprendió su capacidad para introducir el vocabulario actual más variado, ese que no aparece en el DRAE y tampoco en el Seco pero sí en las Páginas Amarillas, y los distintos tonos poéticos que sabe manejar, a veces brutales:
he encontrado una alianza de
oro blanco entre mis heces
La mayor parte de los poetas de Diablos Azules que escribimos en confesional, yo mismo, lo hacemos desde un yo heredado del yo romántico: no existe confusión entre el yo de carne y hueso y el yo que escribe. Tratamos de decir la verdad, nuestra verdad, bien porque creemos en esa falacia o bien porque ni siquiera nos la planteamos. Los poetas llamados de la experiencia, en cambio, son muy conscientes de que el poema es un artefacto y escriben desde un yo ficticio: uno nunca sabe si lo que cuenta García Montero es falso o cierto porque él no busca la verdad, sino la verosimilitud. Lo más moderno ahora, por hablar de otro escalón del yo que han traído los últimos avances en neurología, es la negación del yo: lo único que existiría son múltiples, distintos y sucesivos estados de consciencia. No hace mucho tiempo he leído una entrevista a un autor anglosajón, ya no recuerdo a quién, en que éste, para criticar a otro poeta, decía: “¡Bah, está tan atrasado que todavía cree en el yo!”. He hecho este pequeño preámbulo para subrayar que me pareció que Retana está empezando a dudar de su yo romántico y camina hacia otros, como se extrae sobre todo de su poema en prosa Veo, o como en Patria:
........................Mi patria se llama Útero
la vida en el exilio me enseñó a ser simultáneo
.....................................ser
.............un....................ciudadano-hombre
.....................................ser
.............un....................náufrago-amniótico
Gustó mucho el poeta, tanto entre el público como en los comentarios que dejaron los participantes en el chat, aunque siempre que nos encontramos ante alguien tan joven nos surge la misma pregunta: ¿Hasta qué punto estamos elogiando su calidad y no su juventud? ¿Lo elogiaríamos de igual modo si tuviera cuarenta años? Ya decía Ferlinghetti que los jóvenes que escriben poesía no lo hacen por poetas sino por jóvenes, pero en el caso de este chico veo mucho más, porque su poética está muy alejada del emocionalismo típico que encuentro en otros. “Necesito existir para que mi ficción exista”, dice en otro poema, y ese ser-tan-consciente-de me lo aleja de las habituales poéticas de la inmadurez.

JAM DE BAJA CALIDAD
La jam ha cambiado bastante en las seis últimas sesiones. Las diferencias fundamentales son tres:

1. Se ha instalado una pantalla de televisión en la parte de atrás para que los espectadores que están situados en ese lugar puedan ver la jam con mayor nitidez.

2. Olaia Pazos acompaña a Salem en las tareas de presentación. Las presentaciones de Pazos son alucinadas, exageradas, buenísimas.

3. Las sesiones se retransmiten por La hoja en blanco, donde también existe un chat para que los internautas comenten las actuaciones. También se ha habilitado una dirección de correo, siqueimporta@gmail.com, a la que se puede enviar poemas para que sean recitados en directo por otros poetas, como ocurrió con los de Leonel Licea, Jorge Muñiz o Allan Martínez.
La sesión me pareció bastante mala. Como para avisar a la ambulancia, oiga, llamo desde Diablos Azules, tenemos aquí a una mujer, una tal Poesía, cada vez tiene peor cara, envíen un vehículo rápido, por favor. No comparecieron los grandes interpretadores, como Aldeguer, Orviz, Paso o Danilac, y los poetas presentes me parecieron lejos de su mejor nivel. Nada parecido a la jam de la semana pasada, en la que hubo muy buenas actuaciones y una de ellas, la de Arturo Martínez, me pareció superior, de esas que voy a recordar durante mucho tiempo. Competíamos el martes además con el Barcelona-Arsenal, y ocurría por ejemplo que uno estaba escuchando la recitación de Leire Olmeda, en el momento exacto en que pronunciaba “lloré por esa magdalena seca”, y de pronto alguien susurraba por detrás:

–Gol de Messi.

Sin embargo, como sucede en las jam, siempre hay media docena de cosas que te gustan, y lo que más me gustó fue el poema de la cántabra Dori Campos, que leyó Santiago Tena, un poema que me pareció miraquelindo/sublimatorio al principio, pero que me fue convenciendo poco a poco hasta que llegaron los versos “En sagrado tras la máscara, la intimidad lejana / de los peces”, geniales, y a partir de ahí lo escuché entregado, porque entiendo que para escribir eso hay que ser poeta.

Juan Carlos Pérez Medina hizo un homenaje al cantautor Paco Ibáñez. Nina Salinas anunció que ya no va a traer empanadas (riquísimas) a la Jam Session. Toño Benavides recitó mientras Gsús Bonilla comentaba por el chat que Benavides también es un magnífico ilustrador. El Cable Azul sigue en su línea de eclecticismo, muy aplaudido pero a veces demasiado fácil, como cuando recitó:
Supermán salva el mundo a hostias;
tú, con una sonrisa
Me gustó la energía y naturalidad de Malicia Cool. Gabriel Maciel o la sensibilidad es masculina. De Montoya quiero escribir más largo algún día, porque como poeta no me llama nada la atención, pero como prosista tiene algo que, trabajado, anuncia algo más fuerte. Arturo Ramos recitó un poema de tres versos titulado En un paréntesis, poema al que llamó “la receta de la felicidad” y que decía así:
Quisiera abrir un paréntesis:
(Entrar contigo con él y amarnos)
hasta cerrarlo.
JOSÉ ANTONIO PAMIES Y LOS SONETOS
Santiago Tena estuvo a su nivel habitual (alto). Silvia Nieva recitó un poema collage formado por siete estados de Facebook. José Tomás se estrenó de memoria y un poco rígido por los nervios. Y he aquí que, pasada media hora de las doce, sale José Antonio Pamies y dice ante micrófono, en la entradilla-comentario a uno de sus poemas:

–Para mí, un poeta que no sabe escribir un soneto no es un poeta.

Ya empezamos. Refiere Umbral en su Diccionario de Literatura que Luisa Castro fue excluida de una de las grandes antologías porque, adujeron, “no sabe lo que es un endecasílabo”. Pues ya me gustaría a mí no saber lo que es un endecasílabo y, en cambio, escribir poemas como los de Luisa Castro. El conservadurismo en los sembríos poéticos sigue siendo ingente. Conviene recordar que los metros se hicieron para la poesía y no la poesía para los metros. ¿Vamos a condenar el Mío Cid porque su autor o autores riman cuando se acuerdan y cuentan las sílabas con más errores que un niño de cuatro años? ¿Vamos a excomulgar a Vallejo o a Sodergran por sus errores técnicos? Por otra parte, en lo que se refiere a la sabiduría de los poetísimos, a mí me gustaría recuperar este fragmento que me encontré en el diario de José Luis García Martín, a fecha de 24 de octubre de 1994, que narra la anécdota que le aconteció a este crítico cuando se dirigió a Luis Alberto de Cuenca en un encuentro de poesía:
–En uno de los poemas que nos ha leído, “El otro barrio de Salamanca”, hay un verso (“que me envía señales de humo por el teléfono”) al que parece que le sobra una sílaba. Como está aquí su autor, ¿podría decirnos si se trata de una errata?

–No, no –replica Luis Alberto de Cuenca–, el poema ahora está bien. En la primera edición decía “que me envía señales de humo por teléfono”, pero García-Posada me dijo que tenía trece sílabas porque había sinalefa en “de humo” y entonces lo corregí añadiendo el artículo a “teléfono”.

De la discusión siguiente se deduce que la mayoría de los poetas y críticos presentes no saben las condiciones que deben reunir las vocales para formar diptongo. Lo compensan teorizando ampliamente sobre la postmodernidad.

JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN, Dicho y hecho, Renacimiento, 1995, pág. 63
O sea, que no saben contar bien ni algunos de los mejores. Por otra parte, aunque el soneto ha sido considerado como la forma poética por excelencia, también ha habido quienes han criticado lo fácil, mecánico, previsible y monótono de sus mecanismos, como lo hizo Queneau con su Máquina de hacer poemas, o Gabriel Celaya al referirse a la poesía de Dionisio Ridruejo:

–Cuando Ridruejo llega al soneto tres mil trece, su máquina se detiene.

Nadie le pide a Eva Amaral o a Bob Dylan que conozcan los entresijos del Arte de fuga de Bach, y nadie obliga a los pintores jóvenes de ahora, aquellos que apuestan desde el principio por lo abstracto, a que pierdan diez años estudiando las técnicas de la pintura figurativa, pero en la poesía sigue habiendo un equipo de lechuzas infatigables que insisten en hacerle frente al día. Voy a recordarlo otra vez, aunque duela: el formidable edificio métrico-retórico de la poesía tradicional fue aplastado por las vanguardias y rematado por los sucesivos descubrimientos de la gramática moderna; a día de hoy, ya no son un conjunto de certezas sino un conjunto de opiniones, unas opiniones de mucha tradición, si se quiere, pero opiniones nada más. Al que le gusten, que las tome; y al que no, que pase de ellas. Dicho sea esto con todo el respeto a Pamies e incluso admiración, porque hay que tenerlos bien puestos para decir lo que dijo ante un grupo de poetas que, en porcentaje superior al 50% (y seguramente me quedo corto), no habrá escrito jamás un soneto. En todo caso, yo recojo el guante de José Antonio y el martes que viene voy a llevar un soneto mío, para risa propia y ajena (porque será malísimo).

La sesión la concluyó Paco Sevilla, que deslumbró de nuevo con su mente sinuosa y el poema en que atacaba a la cultura como una forma de castración, aquel que concluía así: “La cultura es una flor con gafas, no me gusta”. Camino de casa, sin tiempo para la moviola, aún iba pensando en el soneto. Nada tengo en contra de esta forma poética y, de hecho, me gustan los que escribieron Brossa, Lihn o Edmundo de Ory en el siglo XX. Uno de los poetas jóvenes que más he recomendado en el último año, por otra parte, es Óscar Curieses, autor de Sonetos del útero (Bartleby), aunque ni Curieses ni Ory ni Lihn ni Brossa escriben sonetos al uso, sino sonetos que no parecen sonetos. En todo caso, ya lo he anunciado, el martes que viene llevaré uno clásico, con las sílabas y la rima y los acentos internos bien puestos, pues nada me molesta más de algunos hooligans del soneto que eso: que se piensen que no queremos o sabemos escribir sonetos porque es difícil. Qué coño va a ser difícil un soneto.

Lo difícil es la poesía.


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